GABRIEL GARCÍA MARQUEZ


   

Nació en Aracataca Magdalena, el 6 de marzo de 1927 y falleció el 17 de abril de 2014 en México D.F. El mayor de los once hijos de Gabriel Eligio García y de Luisa Santiaga Márquez Iguarán, pero fue criado por sus abuelos, sus padres volvieron con el cuando tenía 5 años. 

Cursó sus estudios secundarios en San José a partir de 1940 y finalizó su bachillerato en el Colegio Liceo de Zipaquirá, el 12 de diciembre de 1946. Se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cartagena el 25 de febrero de 1947. Su amistad con el médico y escritor Manuel Zapata Olivella le permitió acceder al periodismo,y empezo a trabajar con el periodico EL UNIVERSAL.Había comenzado su carrera profesional trabajando desde joven para periódicos locales; más tarde residiría en Francia, México y España. En Italia fue alumno del Centro experimental de cinematografía. 

Contrajo matrimonio en Barranquilla en 1958 con Mercedes Barcha, la hija de un boticario. En 1959 tuvieron a su primer hijo, Rodrigo, quien se convirtió en cineasta; y tres años después, nació su segundo hijo, Gonzalo, actualmente diseñador gráfico en Ciudad de México. A los veintisiete años publicó su primera novela, "La hojarasca” en 1995, que evidencia la fuerte influencia del escritor norteamericano William Faulkner: La hojarasca. 

La acción transcurre entre 1903 y 1928 (fecha del nacimiento del autor) en Macondo, mítico y legendario pueblo creado por García Márquez. En 1961 publicó El coronel no tiene quien le escriba, relato en que aparecen ya los temas recurrentes. En 1962 reunió algunos sus cuentos bajo el título de Los funerales de Mamá Grande, y publicó su novela La mala hora. Muchos de los elementos de sus relatos cobran un interés inusitado al ser integrados en Cien años de soledad. En la que Márquez edifica y da vida al pueblo mítico de Macondo (y la legendaria estirpe de los Buendía): un territorio imaginario donde lo inverosímil y mágico no es menos real que lo cotidiano y lógico; este es el postulado básico de lo que después sería conocido como realismo mágico. Se ha dicho muchas veces que, en el fondo, se trata de una gran saga americana. En suma, una síntesis novelada de la historia de las tierras latinoamericanas. En un plano aún más amplio puede verse como una parábola de cualquier civilización, de su nacimiento a su ocaso.Su éxito comienza cuando se publica "Cien años de soledad" en junio de 1967 de allí en adelante el éxito fue asegurado. Su libro fue traducido a más de veinticuatro idiomas, y ganó cuatro premios internacionales, fue denominado el Mejor Libro Extranjero .García Márquez recibió numerosos premios, distinciones y homenajes por sus obras, el mayor de todos ellos, el Premio Nobel de Literatura en 1982.


SUS NOVELAS:
La hojarasca 1955
El coronel no tiene quien le escriba 1961
La mala hora 1962
Los funerales de la Mamá Grande 1962
Cien años de soledad 1967
El otoño del patriarca 1975
Crónica de una muerte anunciada 1981
El amor en los tiempos del cólera   1985
El general en su laberinto    1989
Del amor y otros demonios 1994
Memoria de mis putas tristes 2004

    
    

FRASES DE GABRIEL GARCIA MARQUEZ


“Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra”.
La mala hora

“Le rogó a Dios que le concediera al menos un instante para que él no se fuera sin saber cuánto lo había querido por encima de las dudas de ambos, y sintió un apremio irresistible de empezar la vida con él otra vez desde el principio para decirse todo lo que se les quedó sin decir, y volver a hacer bien cualquier cosa que hubieran hecho mal en el pasado”.
El amor en los tiempos del cólera.

“Pues bien: todo eso es cierto, pero circunstancial”, dijo, “porque todo lo he hecho con la sola mira de que este continente sea un país independiente y único, y en eso no he tenido ni una contradicción ni una sola duda”. Y concluyó en caribe puro: “¡Lo demás son pingadas!”. 
El General en su laberinto.

“La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.
Vivir para contarla.

“El oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se practica. La facilidad con que yo me senté a escribir aquel cuento una tarde no puede compararse con el trabajo que me cuesta ahora escribir una página”.
Cómo comencé a escribir, en Yo no vine a decir un discurso, recopilación de discursos del Nobel, 2010.

“Su nerviosismo era manifiesto cuando el profesor Gyllensten habló en sueco antes de volverse al colombiano costeño que se puso en pie y miró ante el mundo entero con los mismos ojos relucientes de aquel desventurado muchacho del colegio San José de Barranquilla (...)”.
Gerald Martin, en el libro Gabriel García Márquez, una vida.

“Desde antes de que empezara la matanza política ella pasaba las lúgubres mañanas de octubre frente a la ventana de su cuarto, compadeciendo a los muertos y pensando que si Dios no hubiera descansado el domingo habría tenido tiempo de terminar el mundo”. 
La soledad de América Latina. Discurso de aceptación del Nobel.

“... Se tendieron en la cama, uno al lado del otro, y compartieron sus rencores, mientras el mundo se apagaba y solo iba quedando el cositeo del comején en el artesonado”.
Del amor y otros demonios.

“Pero nunca se sintió bien entre los ricos. Solía pensar en ellos, en sus mujeres feas y conflictivas, en sus tremendas operaciones quirúrgicas, y experimentaba siempre un sentimiento de piedad”. La prodigiosa tarde de Baltazar.
Los Funerales de Mama Grande.

“De pronto notó que se le había derrumbado su belleza, que llegó a dolerle físicamente como un tumor o como un cáncer. Todavía recordaba el peso de ese privilegio que llevó sobre su cuerpo durante la adolescencia y que ahora había dejado caer (...)”.
Cuento Eva está dentro de su gato.

“La novela es como el matrimonio: se lo puede ir arreglando todos los días, y el cuento es como el amor: si no sirvió, no sirvió”.
Gabriel García Márquez, una vida, de Gerald Martin.

“El periodismo es una pasión insaciable que solo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad”.
El mejor oficio del mundo, discurso ante la asamblea número 52 de la SIP.

“El coronel necesitó setenta y cinco años -los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto- para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder: -Mierda”.
Final de El coronel no tiene quien le escriba.

“Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra”.
Cien años de soledad.

“Era lo último que iba quedando de un pasado cuyo aniquilamiento no se consumaba, porque seguía aniquilándose indefinidamente, consumiéndose dentro de sí mismo, acabándose a cada minuto, pero sin acabar de acabarse jamás”.
Cien años de soledad.


ENTREVISTA EN 1982

           NOTICIAS DE LA MUERTE DE GABRIEL GARCIA MARQUEZ


                                           


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